Dentro de un par de días entrará en vigor la nueva ley contra el tabaco, y estoy viendo que en muchos medios de comunicación se la está criticando con dureza, diciendo que coarta la libertad de la gente, y que es demasiado dura. También se dice que el Estado se arroga capacidades que no debería tener, y que con esto se da un paso más en el profundo mar del fascismo (se usan las palabras con una ligereza pasmosa). Pues ... no, no, y rotúndamente no. Para empezar, el Estado lleva mucho tiempo poniendo limitaciones a nuestras 'libertades', y son completamente aceptadas sin mayor problema. A nadie le parece una aberración que la velocidad máxima en una autopista sea de 120 km/h, aunque esta evidentemente tiránica ley me impida ir a 200 km/h por ahí. Claro, la diferencia es que con el coche puedo dañarme a mi mismo, o peor aún, puedo dañar a otros. ¿Y?. El tabaco hace exáctamente lo mismo, quizá con mayor lentitud, pero con mayor certeza. Y ver a alguien corriendo por la autopista demasiado no hace que la ropa me apeste... o al menos, no tanto. Algún día me iré con un botecito de la colonia más rancia que encuentre, y me dedicaré a echarlo por encima a la gente que esté comiendo al lado. Total, soy libre de perfumar el ambiente como a mi más me guste, y espero que nadie censure mis libertades.
He llegado incluso a leer que, por el bien de la libertad de mercado y de la economía, el tabaco debería ser más permitido. ¿Acaso se olvida que las enfermedades directamente relacionadas con el consumo de tabaco matan a una enorme cantidad de gente al año? ¿Con el consiguiente dineral que esto cuesta a la seguridad social, por no comentar las horas de ausencia laboral?(desde luego, para los adoradores del mercado el dolor por la muerte de alguien no importa).
Hay que saber también que en otros países europeos se han puesto leyes más estrictas que la española, y no ha pasado nada. Por ejemplo, en Italia, directamente está prohibido fumar en los bares y restaurantes. Ni metros cuadrados, ni zonas aisladas, ni nada: El que quiere fumar se sale fuera. ¡Y es en Italia, más latinos que nadie!. Y ... no ha pasado nada. La adaptación costó un poco, desde luego, pero ahora es algo que se asume y a nadie se le ocurre fumar en un bar.
Por mi parte, admito que voy a ser drástico y tajante en esto: No voy a tolerar que alguien me fume al lado en un sitio donde no pueda. Si tengo que denunciar, denunciaré, y si tengo que discutir a gritos con alguien, garantizo que puedo gritar más que la mayoría. Ya estoy cansado de respirar porquerías.
He llegado incluso a leer que, por el bien de la libertad de mercado y de la economía, el tabaco debería ser más permitido. ¿Acaso se olvida que las enfermedades directamente relacionadas con el consumo de tabaco matan a una enorme cantidad de gente al año? ¿Con el consiguiente dineral que esto cuesta a la seguridad social, por no comentar las horas de ausencia laboral?(desde luego, para los adoradores del mercado el dolor por la muerte de alguien no importa).
Hay que saber también que en otros países europeos se han puesto leyes más estrictas que la española, y no ha pasado nada. Por ejemplo, en Italia, directamente está prohibido fumar en los bares y restaurantes. Ni metros cuadrados, ni zonas aisladas, ni nada: El que quiere fumar se sale fuera. ¡Y es en Italia, más latinos que nadie!. Y ... no ha pasado nada. La adaptación costó un poco, desde luego, pero ahora es algo que se asume y a nadie se le ocurre fumar en un bar.
Por mi parte, admito que voy a ser drástico y tajante en esto: No voy a tolerar que alguien me fume al lado en un sitio donde no pueda. Si tengo que denunciar, denunciaré, y si tengo que discutir a gritos con alguien, garantizo que puedo gritar más que la mayoría. Ya estoy cansado de respirar porquerías.