martes, febrero 07, 2006

El sentido del poder

Este post también se podría llamar el Sentido de la Vida, pero los Monty Python me pisaron el título y dado que no me veo capacitado para competir con ellos, voy a darle un pequeño giro a lo que pensaba hacer con este post en un primer momento, enfocándolo por otro lado.

El poder, en cualquiera de las muchísimas formas que tiene, ha sido uno de los principales motores de la Historia. Es uno de los mayores alicientes para que la gente actúe, y por conseguirlo se han hecho grandes cosas, para bien o para mal. Esto no debe restringirse, ni mucho menos, al Poder, entendiéndolo como el gobernar países o acaudillar pueblos. Las más pequeñas cuotas de poder, desde ser presidente de la comunidad de vecinos, hasta tener plaza de aparcamiento en el trabajo, pueden ser motivo de grandes pasiones.
No obstante… El poder es algo delicado, y no hablemos ya de El Poder … si no se está cualificado para tenerlo, se pueden tener resultados terribles, por no hablar de cuando directamente se usa mal. Por esto creo que es legítimo preguntar quien debería tener qué poder, y en qué circunstancias. Este tema da para muchísimas páginas de análisis tremendos, y ni puedo ahora, ni creo que sepa, así que voy a centrarme en un solo aspecto de esto, los motivos ‘aceptables’ que alguien puede tener para querer ser poderoso en algún campo.
¿Por qué perseguimos tanto el poder? ¿Qué tiene él, cuya amistad procuramos? En muchos casos, simplemente buscamos satisfacer nuestro orgullo y poder decir ‘estoy aquí, y vosotros no’. En otros, se busca el poder como medio intermedio para satisfacer otros deseos que puedan tenerse, y obtener ventajas y comodidades. Y como estos, hay muchos otros motivos posibles. ¿Son buenos? No creo que podamos juzgarlos por el resultado a posteriori de la aplicación del poder … el más filantrópico jefe puede acabar siendo un tirano en su empresa, y quien ha subido al gobierno de una nación mediante las armas para poder tener más medallas en su pecho puede hacer cosas buenas por su pueblo. Sin embargo, este argumento a priori si tiene mucha más utilidad como unidad de medida. Alguien que quiere poder para algo egoísta es difícil que posteriormente haga algo bueno con él, mientras que quien lo busca para ayudar a los demás podrá finalmente errar, pero siempre tendrá unos mejores cimientos para que el resultado final sea bueno. Es por esto por lo que creo que el mejor, en el sentido ético de la palabra, motivo para buscar el poder es el querer ayudar a los demás. Tampoco creo que sea malo ir tras él por algunos motivos más egoístas, siempre que no se haga mal a nadie … no es malo querer subir en el trabajo y así ganar más dinero y poder comprar una casa mejor, pero siempre con la premisa de no pisar a nadie, y de ejercer ese poder de la mejor manera que se pueda.
Esto es tan amplio que realmente asusta un poco, por que pensándolo fríamente… ¿quien no tiene poder en su vida, y quien no aspira a tenerlo? ¿Lo queremos realmente para ayudar? A esta pregunta solo puede responderse cada uno, y estoy seguro de que no todas las respuestas son buenas. Al menos, en mi caso no lo son. De hecho, lo que realmente esto quiere decir es que, si queremos usar bien lo que tenemos, la mejor manera que hay es ayudar a los demás. Esto va para todo el mundo, desde el que tiene poder por dirigir un departamento en su empresa hasta el que lo tiene por sus estudios, y desde luego podría abarcar casi todos los aspectos de la vida, ya que usando una definición amplia de poder, es difícil no tener al lado a alguien a quien ayudar. ¿Podría ser este el sentido de la vida?

De cualquier forma no se para qué le doy tantas vueltas, si todos sabemos que, a fin de cuentas, el Poder, el Trono, solo lo queremos para posarnos sobre él, para satisfacer nuestros deseos … los más sublimes, y los más perversos. ¡Caramba, qué coincidencia!