sábado, noviembre 26, 2005

Qué sería de la vida sin dragones...

¿Quien no tiene hoy en día problemas, de un tipo o de otro? Hipotecas, trabajo, amores, dinero, casa, estudios, amigos ... mil cosas hay que pueden dar problemas, y creo que quien más, quien menos, sabemos que poco a poco las preocupaciones van cargando las espaldas de todos. Por lo general, los problemas se pueden llevar más o menos bien, y en estos casos los problemas no son del todo malos. Nos ayudan a esforzarnos y a mejorar, haciendonos poner los pies en el suelo con firmeza para poder afrontar la realidad cara a cara.

Hoy he estado viendo la última película de Harry Potter. Dejando de lado que la película está majilla y se deja ver, ha habido un momento que me ha hecho dar un brinco. Al final de la película, uno de los tres púberes dice 'Qué sería de la vida sin dragones...' y en ese momento me he dado cuenta de que tenía que escribir algo en el blog (llevo muchos días sin poner nada, pero no es por dejadez ... solo es que no tenía algo que me pareciese interesante, y no tengo ganas de perder mi tiempo, ni el del que lo lea, escribiendo tonterías). Efectivamente, qué sería de la vida sin dragones, sin fantasía, sin imaginación. Como he dicho en el párrafo anterior, la vida nos lleva poco a poco a ser más prosaicos, más atentos a la vida real, dejando de lado la fantasía lentamente, casi sin darnos cuenta. Sin embargo... sin embargo, no debemos nunca perder esa gotita de crédula inocencia, pensando que en una lejana montaña existe un Dragón que cuida su tesoro durmiendo sobre él, o que un día podremos levantar las manos e iluminar el cuarto en el que estamos con la luz que salga de nuestros dedos. Esa ilusión es la que nos levantará una sonrisa en cuanto la recordemos, y traerá luz en cualquier momento. En mi caso, estoy absolutamente convencido de que un día estaré paseando por un hayedo en los Pirineos y un Elfo se cruzará a mi lado en el paseo, me saludará y se alejará pisando sin ruido las hojas de otoño, dejándome mirándole callado, asombrado y feliz. Mi cabeza me dice que nunca pasará eso, y mi corazón también. Pero ... a quien le importa lo que digan esos dos, cuando todos sabemos que algún día me cruzaré con ese Elfo, y tanto cabeza como corazón estarán encantados de haberse equivocado tanto?

jueves, noviembre 10, 2005

Un estupendo libro

Recientemente me dejaron el libro 'Jonathan Strange y el Señor Norrell', precedido de muy buenas recomendaciones. Lo empecé a leer con muchas ganas, y he de admitir que ha sido una semana de lectura tremendamente placentera. ¡Realmente recomendable! Es bastante, por no decir muy, fantasioso, y aunque generalmente tiene un tono ligéramente cómico, en ocasiones se vuelve oscuro y duro.
Ambientado en la época de las guerras napoleónicas, y situado principalmente en Inglaterra, el libro narra la resurección de la magia en el país. Mediante una espectacular primera aparición (me gustaría saber qué hay más espectacular que ver las piedras de la Catedral de York hablando), el país queda cautivado por este antiguo arte, que poco a poco adquiere fuerza y se hace más y más popular de manos del único mago real del país, el señor Norrell. Sin embargo, este renacimiento provoca el despertar de otras magias más tenebrosas y con intenciones bastante más dudosas.
Releyendo esto, creo que voy a pedir trabajo escribiendo las contraportadas de los libros. Pero ... es un libro estupendo, que une muy bien la fantasía con la realidad (más o menos), y con solo apariencia de la novela histórica que tan en boga está actualmente. No hay que preocuparse, por cierto... no tiene la más mínima intención de parecerse al Código DaVinci, ni nada parecido. De hecho, no tiene ninguna pretensión de parecerse a la realidad más allá de lo imprescindible!. Además, presenta una magia espectacular, mucho más bonita que la que hay en Harry Potter, por ejemplo, y ... van a hacer una película!

sábado, noviembre 05, 2005

Fuera luces, y acción!

Llevo varios días esperando a acabar un libro para poner aquí mis comentarios sobre él, pero ... esta noche ha pasado un detallito que me ha hecho cambiar de idea ! A eso de las diez de la noche... se ha ido la luz en toda la calle. Todos a oscuras. Lo primero ha sido buscar una vela, a la luz de mi teléfono móvil (mi querida linterna ha agotado sus pilas tras unos 4 años incansables), y tras encontrarla, la he puesto sobre un platito, a modo de palmatoria improvisada, y éste sobre el cofre que está en el centro del salón, y ... tranquilidad. Lo que podría parecer que iba a ser una espera hasta que la luz nos devolviese la tele o el ordenador, se ha convertido en lo que siempre ha sido una noche ante el fuego, aunque fuese tan humilde como el de una velita que estaba préviamente destinada a ponerse en un quemador de aceites : Contar historias que nos contaron cuando éramos pequeños, las que nos contaron nuestros padres y abuelos. Como si todas las noches pasase esto, de forma casi obvia he hablado de cuando mi abuelo (Felipe, un beso inmenso, estés donde estés) me contaba cuando pusiéron la luz eléctrica en su pueblo, una luz débil e indecisa, que casi era mejor no tener, dado lo veleidoso de su caracter. También de la inmensa radio (ocupaba un cuarto entero) que instalaron en el pueblo por primera vez, para oir un concierto de Miguel Fleta, con el resultado de una maravillosa noche de pitidos de estática ... Lo malo ha sido que ha vuelto la luz, por que si no hubiese empezado a contar la historia del puma y el indio Necruma!

En cuanto nos juntamos al lado de un fuego, empezamos a contar las viejas historias que conocemos. Parece más un instinto que una tradición! Endesa, por favor, danos más cortes de estos, que se agradecen.

Por lo demás, esta mañana visita al hospital. Tras una corta espera, tres radiografías y dos visitas con una médico encantadora, tengo oficialmente una contractura maja debido al accidente del otro día. Se pasará pronto, así que dentro de lo que cabe, ha habido suerte! Podría haber sido mucho peor. Y quien se meta con la Seguridad Social tendrá que vérselas conmigo! Las formas son civilización, pero la Seguridad Social, más.