jueves, diciembre 22, 2005

El Padre Castro

No guardo muchos recuerdos buenos de mi paso por lo que entonces era la EGB. Sin embargo, uno de los mejores que tengo es el del Padre Castro, el que fue mi profesor de lengua española desde 5º hasta 8º. Era un cura extraño, que usaba una temible bolsita con números para hacernos preguntas, y hacernos avanzar puestos en la clase, sentándonos más adelante, conforme acertábamos o fallábamos. Su método de enseñarnos lengua era el propuesto por Borges en uno de sus cuentos, empezar por la poesía, y a partir de ahí entender todo lo demás. Gracias a él leí mucho, sobre todo teniendo en cuenta que yo era un criete en aquella época, y aprendí la lengua de verdad, y no otras tonterías. Hace un par de años me lo encontré, bastante envejecido, haciendo cola para comprar entradas en un concierto, y tuve el placer de saludarle y agradecerle lo que aprendí con él. Me recomendó que siguiese leyendo poesía, por que es ahí donde se encuentra el verdadero corazón de la lengua.
Lamento decir que no le hice mucho caso. No tenía ni tiempo, ni, sinceramente, demasiadas ganas. Hasta que hace unos cuantos meses conocí a una amiga a la que gustaba escribir poesía, y me dio a leer algunos de los textos que había escrito. La verdad es que me han gustado mucho, y desde entonces procuro visitar su blog con alguna regularidad, y disfrutar de su trabajo. Es una chica sorprendente, en absoluto convencional, y con quien se puede hablar de cualquier cosa pasando un rato fenomenal. Muchas gracias, Rebe, o Alejandra, o Hécate, por tus poemas, por tu confianza, y sobre todo, por tu amistad. No os perdais su blog, os encontrareis sorpresa tras sorpresa.

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